¡EL MAJESTERIO, UNIDO!

¡EL MAJESTERIO, UNIDO!
Por Armando García

UNO. El magisterio de Corruptonia está amolado (no en el Mall, sino de pisto). De las monedas cotizadas de por vida al instituto de «previsión»: le esquilmaron —a la topa tolondra, por no decir de un solo vergazo— 120 millones de dólares para dárselos a un fulano de tal (por cual) millonario, el pobre, yerno (de aquel reconocido geófago del Turkestán) que lleva en la sangre la intifada (sionista-árabe) completa para terminar despilfarrándolos en el incierto aeropuerto «internacional» de Palmerola.

DOS. Los pobretones profesores expoliados por las deudas van ahora al Inprema a retirar el rapibono (aguinaldo de junio, adelantado) del décimo tercer salario y, vean que preciosura: en las oficinas de ese organismo le hacen un papeleo del carajo para que vaya a cualquier agencia de «Juan-Rural», un honradísimo banquito de quinto piso del Tirano en «detención», que nada tiene que ver con los maestros este bendito juega manos y su pariente pistor evangélico o alemán —con la mayor «honestidad»— autoricen (¡qué lindo!, diría el periodista Luis Galdámez) la erogación y, que al fin, en carreras de aquí para allá el angustiado mentor, vaya a retirarlo (tres días después) al Banco por el cual, oficialmente, le acreditan su desplumado salario.

TRES. ¿Y el maestro de base, de la escala básica, como dicen los Chepos? Comiendo, rala y con tenedor (para que le dure) de la que dijo Torres. ¿Y, los «dirigentes» magisteriales?, ¡muy bien, gracias, mi cielo!, por ahí de ministros, unos, los de más saliva — o muy augustos— en una jugosa chamba de mayor colmillaje en la administración de LibRe o de honorables diputeados redondos y, los otros, escorados ya en la guarida del guerrero: disfrutando, a doble molar, del botín conseguido en la sacrificada lucha de heroicos dirigentes magisteriales. ¡El majesterio, unido…!