Joh… o el dictador está desnudo

Joh… o el dictador está desnudo
Por El Perro Amarillo

Juan Orlando Hernández Alvarado. En Wikipedia podemos leer que nació en Gracias, Lempira, Honduras, un 28 de octubre de 1968. Hermosas palabras acicalan su Curriculum Vitae. Gracias se llama la ciudad y Lempira el departamento, en honor al hombre de Erandique que lideró al pueblo Lenca para enfrentar a los invasores españoles. “Abogado y político hondureño”, continúa la Wiki. Noble profesión, sonoro gentilicio. El párrafo termina sentenciando: “Actual presidente de Honduras, el décimo desde la constitución de 1982”.

El nombre del individuo que dirige el destino de 9 millones de habitantes, venido a menos gracias al sabio uso popular, es hoy una corta aspiración gutural: “joh”. Un alias, una sigla, un apodo de tres letras de breve pronunciación. Tan solo una vocal le salva de ser palabra muda. Sin embargo, el mote resuena en consignas, canciones, chistes, versos y memes… el pueblo lo grita, cual oráculo, y lo escribe en mayúscula esperanza: ¡Fuera JOH!

Nuestro equipo de investigación comenzó a llamarle “Narco-Dictador” mucho antes de que nos azotaran los huracanes ETA e IOTA, antes de la maldita pandemia, cuando nadie le llamaba ni siquiera “dictador”. Incluso antes de la fatídica crisis post fraude electoral del 2017, que costó la vida de al menos 31 compatriotas (1), esa pesadilla que impuso con sangre a JOH en un segundo mandato: tan oscuro que parece eterno.

Por aquellos días dolorosos y de forma tardía, la prensa internacional se obligó a escribir un par de calificativos jurídicos: “ilegal” e “inconstitucional”. Sin embargo, la mayoría del pueblo le recordará como “El presidente ilegítimo” y todos sus nombres llevarán clavada como sombra la rotunda sentencia que dicta la Constitución de la República de Honduras: “Traidor a la Patria” (2).

En el bajo mundo de la prensa tarifada a JOH también le llaman “El hombre”, “El innombrable”. En el mundo del narcotráfico lleva el alias “CC4”, asignado por los jueces de la Corte de Nueva York; y los narcotraficantes le nombran “Juancho” o “El Arisco” en sus testimonios. Así tintinea la historia gentilicia del cacique que ha mostrado al mundo un Narco-Estado que exporta y transporta seres humanos y cocaína. Gracias a él, la foto de Honduras es el éxodo, en tristes caravanas, de familias con todo y niños que, frente a la incertidumbre, eligen exponer su vida rumbo a los Estados Unidos, el país prohibido para JOH… y también para los migrantes.

“CC4” comenzó a sonar en testimonios de narcotraficantes desde que su hermano, Juan Antonio (Tony) Hernández Alvarado, fue detenido por la DEA en el aeropuerto de Miami, en noviembre de 2018. Pero volvamos a la Wiki con un dato que salió a la luz en octubre de 2019: “un exalcalde hondureño, que comparece ante un juicio por narcotráfico, señaló al actual presidente de Honduras, Juan Orlando Hernández, como la persona que recibió un millón de dólares de parte de Joaquín -El Chapo- Guzmán para costear su campaña al Congreso Nacional de Honduras”.

Tony fue encontrado culpable el 18 de octubre de 2019. Culpable de conspiración para importar cocaína a EE.UU., posesión de armas y falso testimonio. Su sentencia se fijó para enero de 2020 y se ha venido postergando de forma sospechosa. Sin embargo, hoy estamos a pocas horas de la esperada imposición de sentencia tras el juicio histórico de Tony, que arrastró a su hermano JOH.

La firma de abogados estadounidenses que representan a Tony Hernández, han enviado un Memorando de Sentencia al Juez Kevin Kastel, con fecha 26 de marzo de 2021, para pedir respetuosamente “una sentencia de encarcelamiento de 40 años, con crédito por el tiempo ya cumplido”. El documento sorprende por los desesperados argumentos.

“Este caso es otro más en una larga lista de desventuras en la intervención en política exterior emprendida por el gobierno de los Estados Unidos, esta vez en pos de un cambio de régimen al más alto nivel en Honduras. Al arrestar y procesar al hermano del presidente de ese país en un intento claro y abierto de implicar al propio presidente en los presuntos crímenes de su hermano, el gobierno de los Estados Unidos trabajó para pisotear la soberanía de otra nación con la más mínima justificación: la engañosa afirmación de que el vasto mercado de narcóticos en los Estados Unidos comienza o corre a través de Honduras”, expresa en las consideraciones el documento presentado respetuosamente por BRILL LEGAL GROUP, P.C., y firmado por el abogado Peter E. Brill.

Muy tarde para descalificar o exigir al gobierno gringo. JOH debió hacerlo, para defender a su pueblo en las fronteras del éxodo, en Tijuana, donde en 2018 la patrulla fronteriza de los Estados Unidos recibió con gases y balas a nuestros compatriotas migrantes, humillados y maltratados por décadas.

Muy tarde para calcular la cantidad y el peso de los narcóticos atribuidos a su hermano Tony Hernández. JOH debió calcular el dolor causado a hombres y mujeres que han perdido a sus familiares por falta de un Sistema de Salud Pública que ha dejado a los ciudadanos indefensos frente al Covid-19 y los huracanes, a merced de la voracidad de vulgares comerciantes de la salud.

Muy tarde para pagar millones de dólares a un bufete de abogados gringos para escribir cuartillas desalentadoras: El sueño imposible de detener el flujo de drogas a los Estados Unidos es cómo nuestro gobierno justifica su persecución y procesamiento de los fabricantes y proveedores en todo el mundo, extendiendo sus brazos extraterritoriales a cualquier rincón del mundo que pueda justificarse como una fuente de drogas que ansiamos tan desesperadamente. Por supuesto, nosotros, la gente, no queremos que se detenga el flujo de drogas, pero eso no viene al caso”.

Es muy tarde para casi todo, incluso para abrazar una vez más a un compatriota dos segundos antes del sonido de un flash. JOH desestimó el valor más preciado de un líder, el amor y el respeto de su pueblo, creó demasiadas leyes en contra de los pobres. Tantas que, una de ellas hoy le condena a la extradición. Aunque para eso también es muy tarde, sería justo que el Narco-Mandatario pagara sus delitos en Honduras, pero ya no lo queremos ni los de aquí, ni los de allá.

JOH es el hijo de una madre atormentada, un corruptor, un abogado sin moral, un padre cuestionado, un hermano traidor. La próxima sentencia de su hermano Tony flota en el ambiente denso y susurra al oído de JOH, cual doble premonición, escrita en inglés en el documento que redactaran los caros abogados del Cártel de Los Hernández: “The jury has spoken, and Mr. Hernandez Alvarado will be sentenced in the coming days”.

1 "De las diferentes inspecciones realizadas en zonas de conflicto por desalojos de manifestantes en tomas de carreteras, hospitales y oficinas de medicina forense, así como de los testimonios de familiares de víctimas, se ha podido verificar el fallecimiento de treinta y una (31) personas, cuyas muertes tienen una posible relación con manifestaciones o desalojos" Informe del CONDADEH, 27 de diciembre del 2017.
2 La Constitución vigente de la República de Honduras en su Artículo 4 ordena “que la alternabilidad en el ejercicio de la Presidencia es obligatoria” y el Artículo 41, numeral quinto, estipula que cualquier ciudadano que incite, promueva o apoye el continuismo o la reelección del presidente de la República perderá la calidad de ciudadano de Honduras. La reelección presidencial en Honduras, aprobada en conjunto por el Congreso Nacional y la Corte Suprema de Justicia, es alta traición a la patria.