EL PUEBLO CAMBIÓ EL CURSO DEL SOL

El 28 de noviembre de 2021, el pueblo hondureño, unido, cambió el curso de la historia. Puso punto final a un destino fatal. Ganó una batalla crucial al poder, quizá la más importante de la historia del país: libró a Honduras del líder visible de la Narco-dictadura, y entregó la encomienda sagrada de refundar la Patria, a la presidente Xiomara Castro.

Ese acto logró cambiar el curso de doce años de prostitución en las instituciones del Estado, que ofrecieron servicios a la banca, en complicidad con el narcotráfico y el crimen organizado. Los proxenetas que erigieron el Narco-Estado, están atareados, manoseando su plan perverso para generar caos y desestabilización al nuevo gobierno.

La intervención se puso en marcha incluso antes de la toma de posesión de la presidente electa: intentaron manipular el Congreso Nacional – CN. Quién sabe a cuántos – de los 20 - y por cuánto compraron voluntades en el mismo Partido Libertad y Refundación – LIBRE, para blindarse y continuar aprobando leyes lesivas al pueblo. Sin embargo, la presidente Castro, con determinación, llamó a la ciudadanía a vigilar el hemiciclo, ganando otra batalla contra el poder.

El cambio de gobierno alcanzó, en doble partida, al mandatario saliente Juan Orlando Hernández, hoy preso, debido al pedido de extradición de Estados Unidos. Apenas dos días después del triunfo de Castro, mediante PCM-130-2021, Hernández otorgó “acuerdos de nombramiento en carácter permanente con reconocimiento de su antigüedad laboral” a todo el personal de las instituciones y secretarías de Estado. Otra evidencia de una plan en marcha, la huella del poder financiero ocupado en asegurar gente de su confianza en la administración del gobierno entrante, especialmente en el Poder Ejecutivo.

Hasta el 2023, también quedan en el negocio del meretrizaje, las viejas figuras de la Corte Suprema de Justicia – CSJ y el Ministerio Público – MP: Óscar Chinchilla y Rolando Argueta, entre otras. Cobra sentido que causas justas, como la liberación del Capitán Santos Orellana, y la solución de los conflictos por la tierra, avancen con lentitud.

Los alcahuetes del poder aprovechan los errores, inherentes a todo gobierno, y afinan los instrumentos de su comparsa mediática, para desacreditar al gobierno de Castro, quien se ajusta al respeto de la separación de poderes, contrario a la práctica antidemocrática de la administración Juanorlandista.

Aún no amanece igual para todos. No será fácil recuperar el Estado de derecho. Doce años de corrupción e impunidad dejaron huellas imborrables. Pero el pueblo aprendió que tiene el poder de cambiar el curso del sol. Y está vigilante.