AMOR, QUÉ MALO ERES

AMOR, QUÉ MALO ERES
Por Armando García
Las torres que en el cielo se creyeron, un día cayeron en la humillación
Luis Marquetti



—¿Dónde estaba usted, Doñana, cuando el primer damo, su humilde maridito era el soberbio Dios violador de los Izquierdos y Derechos Humanos de este pobre país y su merced, la flamante Primera Dama?

—¿Dónde se encontraba usted, Doñana, cuando oficiaba de Primera Dama y su indómito querido nos hacía temblar por interpósitas manos y no nos dejaba ver, defender, amparar, visitar, velar y enterrar —en cristiana sepultura— a nuestros inolvidables deudos?

—¿Dónde estaba usted, Doñana, cuando su adorable ordenó sin que le temblara la voz, en uno de sus ocho años de impunidad, cegarle los Derechos Humanos y la valiosa vida a la niña estudiante del Instituto Central, Soad Nicole Ham Bustillo?

—¿Dónde estaba usted, Doñana, cuando la tropa pretoriana de su terrible amorcito despachaba impune al más allá al inolvidable luchador por los Derechos Humanos de los campesinos del Bajo Aguan, don Anselmo Villareal?

—¿Dónde estaba usted, Doñana y su compañero de ruta y comandante en jefe del ejército, de la Corte de la Suprema Injusticia, del Congrezoo, de la Fiscalía, del Tribunal Superior de Cuentos, de la Chepa, del Registro Nacional de las Personas y del millonario barco sionista, del cerco mediático; el cuasi santo a la espera de canonización y jefe de los sicarios paramilitares que asesinaron a las defensoras del agua, la tierra, la humanidad, la felicidad y la vida de Honduras, las ambientalistas: Berta Cáceres y Margarita Murillo?

—¿Dónde estaba usted, Doñana, cuando los sicarios de una temida policía —de la que era comandante en jefe, su parejita de vida hasta que la muerte los separe de este Valle de Lágrimas en el Distrito Sur—, acribilló a nuestro respetado compatriota, miembro destacado de la Resistencia Hondureña y del partido LibRe, Emmo Sadloo?

—¿Dónde estaba usted, Doñana, cuando su mitómano mariachi, el dictadorzuelo impune le tapió los ojos con los que mira los Derechos Humanos la Diosa Themis para hundir a los defensores de la tierra, el ambiente, el agua y los Derechos Humanos y el antiextractivismo, los campesinos de Guapinol?

—¿Dónde estaba usted, Doñana y su peor es nada cuando los paramilitares bajo el mando del veterano liceísta y comandante en jefe de las gloriosas desaparecieron a los garífunas defensores de la tierra ancestral y los Derechos Humanos de su pueblo: Alberto Sneider Centeno, Gerardo Misael Róchez Cálix, Suami Aparicio Mejía García, Milton Joel Martínez Álvarez y Junior Rafael Martínez Mejía?

—¿Dónde estaba usted, Doñana, cuando su pareja impune e inmune mandó, sin miramiento de ningún Derecho Humano, a sus narcosicarios jurídicos a capturar, encadenar y encerrar de por vida y, hasta, la muerte al periodista, héroe del pueblo hondureño, David Romero Ellner,  que se había atrevido a desafiar y denunciar con las pruebas en la mano a la pandilla de bandoleros narcotraficantes encabezados por el encumbrado Dios, su consorte —ahora encadenado, y sin camisas de pescador ni trajes tácticos, hacia un viaje sin retorno— que se había tomado para delinquir «las alturas pavorosas» del Estado?

—ÑAPA: ahora, Doñana, que su marido: «no va a estar aquí / que estará en otro vergel / contando barrotes y clamando por ver» , es bueno que usted y ese su adorable compañero de hogar, sempiternos violadores de los Derechos Humanos, recuerden (con esta muestra incompleta arriba apuntada de nuestro impotente dolor) que «nadie está por encima de la ley». Hoy, aunque tarde, deben meditar (sin pastores ni cardemal) en la soledad de la celda de clausura donde se acaba el boato, aquella conseja de Confucio: «No hagas a los demás lo que no quieres que te hagan a ti». Vale.