El poder de la mordida (II)

El poder de la mordida (II)
Por Miguel Tilguant

Ahora, los aeropuertos:

Los aeropuertos son otros bienes nacionales que generan muchos recursos económicos y, está claro que, si no fuese así, nadie estaría dispuesto a tomar por cuenta propia su administración. Estas son algunas cosas que no logramos entender del todo ¿Cómo es posible que los aeropuertos generen grandes ganancias a su administrador privado y hasta sobre pagar el canon al Estado en concepto de impuestos por su administración?

En la actualidad parece que se está venciendo el plazo de la concesión de los aeropuertos y es por eso que ha entrado en discusión el asunto. Se habla de dar su manejo temporal a una empresa cualquiera por mientras se firma un nuevo contrato por otras décadas, ya sea con el administrador actual o con uno distinto. No dudamos que la gente del gobierno dará la administración de transición y la nueva concesión al mismo que se encarga de ello en la actualidad, aduciendo que lo hacen porque se trata de alguien ya conocido.

Por otro lado ha entrado en discusión el asunto de la construcción del aeropuerto de Palmerola, la cual se ha detenido por la crisis que ha golpeado a todo el mundo incluyendo a  las líneas aéreas que se han visto obligadas a mantener en tierra a toda la flota de aviones por las restricciones para tratar de detener el contagio del Covid-19.

Debido a tal situación, el representante de EMCO, empresa encargada de la construcción y posterior administración de la terminal civil de Palmerola, ha aparecido cobrando al gobierno la suma de 51 millones de dólares por las pérdidas ocasionadas por la paralización de la construcción y la puesta en funcionamiento de la terminal. EMCO, sin temor, ha expresado públicamente que el gobierno debe hacer ese pago de inmediato para no exponerse a ser demandado, con el agravante de incrementar la cantidad requerida.

Este asunto del aeropuerto de Palmerola lo miramos en un debate de televisión en fecha reciente, donde estaban presentes los representantes de las instituciones del gobierno, que parecieron estar de acuerdo con las exigencias de la empresa EMCO, lo que nos manda nuevamente a pensar en el poder de la mordida, mediante la cual, los que representan al gobierno no se oponen al pago de estas cantidades cuando se habla de los contratos de empresas con el gobierno y, nos pone a pensar también, cómo es que se firman estos contratos en donde para las empresas solo hay ventajas y nada de riesgo.

Para el caso, en la construcción de la terminal de Palmerola el gobierno ha invertido una cantidad arriba del 50 por ciento, pero la empresa concesionaria será la que se lleve la mayor parte de los beneficios una vez que se ponga a funcionar. Y es más, le ponen como condición al gobierno la obtención de sus ganancias proyectadas, ya sea que el aeropuerto las produzca o no. ¡Ah qué negociadores tan brillantes los que tiene el país!

Decía uno de los participantes en el foro que el Estado debe ofrecer los bienes para las concesiones y no comprometer los recursos económicos. Hay razón de que sobren los concesionarios; porque si el gobierno se encarga de construir y de reembolsar las perdidas, entonces no hay tiempo que perder para firmar el contrato, ni riesgo en la inversión.

Al momento de la redacción de este documento, el caso de Invest-Hy su principal protagonista el señor Marco Bográn, quien al conocerse de la compra de unos hospitales móviles de mentira, en principio dio mucho de qué hablar; hoy ya se ha hecho a un lado su nombre y sólo se habla de las bondades de  dichos furgones o contenedores, porque resultó que eran cualquier cosa, menos hospitales, y de paso podridos; podridos pero con un valor muy alto en dólares, el valor de muchos nuevos por uno solo y en mal estado.

Hoy podemos decir que los actos de corrupción son un elemento más que fortalece nuestra cultura. Empezamos a ser reconocidos en el exterior como una sociedad de corruptos y de actores que riñen con la ley, ley que no se aplica en casos como los que han ocurrido en el reciente pasado, y no se aplica porque quienes los cometen son miembros del partido gobernante y parece que allí hay mucha impunidad.

La coraza es tan fuerte que los órganos encargados de aplicar la justicia, más bien sus ejecutores, al no poder hacer nada han preferido hacerse al lado de los bandidos para defenderlos y limpiarlos de todo pecado. Y vaya que, al hablar de pecado, hasta tienen a favor a los cabecillas representantes del cielo quienes viven en una interminable plegaria para que el peso de la ley no caiga sobre ellos. Ese es nuestro sistema de gobierno que, dentro de un año y días estará celebrando dos siglos de estar generando miseria para el país, en donde lo único que ha crecido es la irresponsabilidad al administrar los bienes nacionales.

Así están las cosas, durante la pandemia, ha habido más espacio para potenciar la corrupción que para apoyar a la gente que cada día siente más los embates de la necesidad de lo básico para su subsistencia. Y de remate, los encargados de aplicar la ley, se están dando a la tarea de limpiar los expedientes de aquellos que han hecho sonar fuerte la campana de la ilegalidad y la corrupción.