El poder de la mordida (I)

El poder de la mordida (I)
Por Miguel Tilguant

En la actualidad, mientras en los medios de comunicación se apacigua un poco el tema del Covid-19, se empiezan a abrir debates sobre otros temas que también son de mucha importancia, en este caso para la nación. Dentro de los temas en discusión tenemos lo que ocurre con la ENEE, los aeropuertos e Invest-H que, en los últimos días han dado mucho que hablar.

Hablaremos de la Empresa Nacional de Energía Eléctrica - ENEE que desde hace un tiempo se encuentra en la discusión pública y, uno de los objetivos del gobierno es lograr recuperar la pérdida millonaria por consumo de energía que, hasta la fecha, suma muchos millones de lempiras. Tanto ha sido el interés por querer recuperar tales pérdidas que los expertos del gobierno tuvieron que sacar de otra institución a una persona que consideraban experta y como ejemplo en la recuperación de pérdidas, en este caso de tributos, y la persona a que hacemos referencia es Miriam Guzmán quien, según los entendidos del gobierno, tuvo mucho éxito en el SAR, (no confundamos SAR con SARS: Síndrome Respiratorio Agudo Severo). Las siglas SAR en Honduras quieren decir Servicio de Administración de Rentas, y qué bueno que hubiera servido para combatir el SARS-Covid-19 también, pero de esto la señora no entiende ni jota.

Vale decir que, para doña Miriam Guzmán, resolver el problema de la recaudación de impuestos no resultó tan difícil, ya que para lograrlo había que tratar con personas y para ello se auxilió de una parte de la inmundicia de cuerpos policiales creados por el gobierno. Está claro que, bajo amenazas y con  el poder de las armas, no podía encontrar resistencia en aquellos que se negaran a hacer efectivo el pago de impuestos.

Ese espejismo que vieron los otros ilusos del gobierno fue lo que les impulsó a proponer a esta señora para hacer la recuperación de las pérdidas millonarias en la ENEE, sin saber que allí no funcionan las amenazas, ya que en su mayor parte lo que interviene es la física cuántica, puesto que el asunto a tratar es con algunos elementos que componen la electricidad en su conjunto, nos referimos a temperatura que genera calor, electrones y resistencia… La resistencia eléctrica; no confundamos tampoco esta resistencia con la resistencia política.

Muchos sabemos que parte del tendido de cables que conduce la energía desde las fuentes generadoras ya sobrepasa el medio centenar de años, y es natural que después de tanto tiempo los cables hayan perdido su capacidad conductora por algunas razones, entre ellas su longitud, seguido del deterioro, el cual hace que el cable con el paso del tiempo vaya perdiendo su solidez y se llene de vacíos, o se vaya cuarteando por efecto de la temperatura, tanto la ambiental como por la que produce el paso de los electrones. Es posible que esos vacíos se vayan llenando de polvo y como sabrán los expertos, el polvo no conduce energía eléctrica y, dentro de los cables lo que hace es mantener y aumentar la resistividad al paso de la corriente, generando así aumento de temperatura dentro del cable y produciendo calor que se disipa antes de llegar a los medidores.

Quizás los representantes del gobierno de turno desconocen que las empresas generadoras de electricidad reportan consumo sin haberse producido en la fuente, ya que en los contratos va incluida la condición de que, haya o no producción de energía, el gobierno tiene que pagar. Se aducen algunas razones, como falta de agua en los ríos que mueven el mecanismo generador; condición que, según los contratos, produce deterioro en la maquinaria; y si se trata de las térmicas a lo mejor cobran cuando estas se paralizan por fallas o porque, mientras los repuestos comprados en el exterior llegan, se genera costo en la planta. O sea que los contratos no incluyen ningún riesgo para el inversionista. Así es muy fácil hacer negocio, porque todas son las de ganar. Lo malo está en pensar que a los medidores llegará la misma cantidad de potencia que supuestamente se produce en la fuente y más si se atienen a lo que reporta la empresa que suministra.

Ahora viene lo bueno. Los personeros del gobierno en su afán o desesperación por obtener recursos para sostener a la exigente burocracia, sabiendo de las pérdidas en el sistema de energía eléctrica, y creyendo que podían ser recuperables, decidieron contratar a una empresa extranjera integrada por expertos en la materia.

Una de las condiciones que el gobierno o en su defecto los negociadores, (conociendo que las pérdidas en materia de consumo de energía eran del 30 por ciento) fue que se incluyeran obligaciones que la empresa contratada debería cumplir. Una de estas condiciones era de que, hacia determinada fecha dentro  de la duración del contrato, bajaran esas pérdidas al 21 por ciento, y después de ese tiempo darían otra fecha para que continuaran a la baja haciendo que llegara al 14 por ciento.

Pero ha ocurrido todo lo contrario, las pérdidas en vez de bajar, más bien han subido más allá del 30 por ciento, y lo que es peor, hoy la empresa contratada está cobrando al gobierno la suma de 400 millones de dólares, cantidad que al cambio oficial representa unos 10 mil millones de lempiras, pretextando que los han perdido por efecto de la pandemia. ¡Vea que cosas!

Y es aquí donde interviene el poder de la mordida, ya que según parece, el representante de la institución del gobierno que tiene bajo su égida a la ENEE, estaría de acuerdo en hacer efectivo ese pago a la empresa contratada. Está claro que, si para firmar el contrato hubo algo bajo la mesa, se hace preferible pagar lo que pide la empresa antes de que salga a la luz pública un escándalo más de los que ya nos tienen acostumbrados y por los cuales a nadie se le deduce responsabilidades.

Y para cerrar con broche de oro, el Congreso Nacional se reunió recientemente para aprobar dispensas al pago de impuestos por el negocio que hacen los grupos generadores de energía, dizque para ayudar a que los abonados paguen menos por el pago del consumo de energía residencial. Es en las dispensas, condonaciones y exoneraciones de impuestos, en donde los administradores de la ENEE deben buscar parte del déficit que ven en las recaudaciones por consumo